lunes, 25 de mayo de 2015

Tiroides.

Cinco datos clave sobre la tiroides

En la Argentina existen más de dos millones de personas que sufren hipotiroidismo; en el Día Mundial de la Tiroides, expertos explican su funcionamiento y cómo detectar los trastornos de esta glándula; recomendaciones para embarazadas
Por   | LA NACION
La tiroides es una glándula que se encuentra en la parte inferior del cuello, por delante de la tráquea. Es una de las glándulas endocrinas más grandes del organismo sus hormonas son fundamentales para el desarrollo neurológico en los primeros años de vida.
Se estima que los trastornos tiroideos afectan alrededor del 10% de la población mundial, lo cual representa unas 700 millones de personas. En la Argentina existen más de dos millones de personas que sufren hipotiroidismo, uno de los trastornos más habituales de esta glándula. Aquí, las cinco claves sobre tiroides.

1- Pequeña pero clave

"Es extraño considerar que una glándula con una función tan importante en el organismo, no supere los 20 gramos. La misma se encuentra en la base del cuello, tiene forma de 'mariposa' y su funcionamiento depende de la hipófisis, otra glándula localizada en el cerebro", explicó a LA NACION la doctora Laura Maffei, directora del centro médico que lleva su nombre.
 
Foto: Archivo 
Así, es que la tiroides se encarga de regular el metabolismo del cuerpo mediante la producción, almacenamiento y liberación de hormonas tiroideas: tiroxina (T4), triyodotironina (T3) y calcitonina. Éstas influyen en casi todas las células, tejidos y órganos; son necesarias para la síntesis de muchas proteínas esenciales en los períodos de crecimiento y contribuyen con el desarrollo del sistema nervioso central.
Maffei destacó que su influencia en la frecuencia cardíaca, el nivel de colesterol, la fuerza muscular, regulación de la temperatura corporal, el ritmo intestinal y la función reproductiva, entre otras. La masa ósea se ve beneficiada por la calcitonina, hormona fabricada en otras células que se encuentran en la tiroides pero que no cuentan con el mismo control embriológico y tampoco es regulada por la hipófisis.

2- Trastornos sin síntomas

Por un lado, la tiroides puede manifestar una alteración de su estructura, cuando la glándula aumenta su tamaño se lo denomina "bocio". Esta disfunción puede clasificarse en: difuso (cuando toda la glándula está afectada uniformemente), nodular o polinodular (cuando uno o más nódulos han crecido en su superficie).
"Los nódulos tiroideos pueden manifestarse a través de un bulto en el cuello y generalmente son asintomáticos, pero en algunas oportunidades puede producir dificultades para tragar, respirar o incluso el paciente puede manifestar algunos cambios en la voz", afirmó Maffei.
 
Se trata de una glándula clave en la función del organismo. Foto: Archivo 
Por el otro, las alteraciones de funcionamiento más conocidas son el hiper e hipotiroidismo, disfunciones que pueden ser acompañadas o no del aumento del tamaño de la glándula.
"El hipotiroidismo se trata de una disminución en la producción de hormonas tiroideas, sus síntomas más frecuentes son: decaimiento, sueño, fatiga, sobrepeso (es responsable de un aumento que oscila entre 2 y 4 kilos; producto de la retención de líquidos, también denominado edema) y dificultad para su baja trastornos en la función reproductiva como alteración de las menstruaciones o infertilidad", indicó la experta.
Y agregó: "Por su parte, el hipertiroidismo, al contrario del primer caso, se caracteriza por un exceso de la función de la glándula tiroidea y puede manifestarse con irritabilidad, taquicardia, pérdida de peso (con un apetito normal o incluso mayor) y nerviosismo, temblor y calor. Además, algunos pacientes pueden tener síntomas oculares como irritación u ojos saltones".

3- Problemas mal diagnosticados

En la Argentina existen aproximadamente 2 millones de personas que sufren hipotiroidismo y los estudios revelaron que la mitad de los afectados desconocen padecer esta afección ya que sus síntomas pueden confundirse con otras enfermedades.
 
Son importantes los chequeos médicos periódicos para detectar un mal funcionamiento de esta glándula. Foto: Archivo 
 
Además se estima que entre un 4% y 7% de la población puede presentar nódulos tiroideos detectables clínicamente y ese porcentaje asciende a un 50% cuando se trata de nódulos "ocultos".

4- Factores de riesgo

"Los nódulos tiroideos aparecen con mayor frecuencia en áreas con deficiencia de yodo y en cuanto al riesgo de malignidad, aumenta cuando hay antecedentes de cáncer de tiroides dentro de la familia, sobrepeso y tratamientos con rayos en la zona del cuello durante edad temprana", indicó Maffei.
En el caso de las personas que han sufrido enfermedades autoinmunes (psoriasis o artritis reumatoide, entre otras), pueden resultar en mal funcionamiento de la tiroides producto de un desencadenante como estrés, tabaquismo, infecciones virales o bacterianas. La consulta temprana con el especialista es fundamental para un diagnóstico precoz.

5- Mujeres y embarazo

Históricamente las patologías tiroideas se presentan con mayor frecuencia en las mujeres. Incluso, durante el embarazo, resulta imprescindible que la futura mamá tome los recaudos necesarios y preste especial atención a estas disfunciones.
En nuestro país se estima que alrededor de un 2% a 3% en mujeres en edad reproductiva, padecen de hipotiroidismo - porcentaje que se incrementa con la edad-, mientras que la hiperfunción de la glándula suele observarse en un porcentaje mucho más bajo de 0,2 al 0,5%.
La doctora María Gilligan, médica endocrinóloga de Halitus Instituto Médico, explicó que una mujer que padece hipotiroidismo puede embarazarse pero si la patología es importante, hay altas posibilidades de que no ovule todos los meses, y le llevará un mayor tiempo para lograr el embarazo.
"El hipotiroidismo genera alteración de la función ovárica, a partir de un aumento en la prolactina y por la falta de tiroxina, lo que la asocia a alteraciones del ciclo menstrual. Además, está reportado que el estado hipotiroideo puede llevar a abortos durante el primer trimestre, por ello es importante hacer el diagnóstico y comenzar el tratamiento antes de comenzar la búsqueda. En la paciente abortadora recurrente, aquella que tiene dos o más abortos espontáneos, el hipotiroidismo puede detectarse en un 20 a 25% de los casos", precisó Gilligan.
Según explicó la doctora, el yodo también tiene un rol importante en el funcionamiento de la tiroides. Sus necesidades se incrementan en el embarazo para el mantenimiento de la producción de las hormonas tiroideas, por la necesidad de transferir yodo al feto para la producción fetal de hormonas tiroideas.
"Es indispensable el control de la función tiroidea antes, durante y después del embarazo por las complicaciones tanto maternas como fetales que pueden ocurrir de no corregirlo. Las complicaciones maternas son aborto del primer trimestre, desprendimiento de placenta, preeclampsia y hemorragia postparto. Las complicaciones fetales son disminución de peso, prematurez, retardo del crecimiento intrauterino y distress respiratorio. Pero con controles generalmente cada 6 meses y durante el embarazo, cada 45 días aproximadamente, puede prevenirse", agregó la experta.

jueves, 21 de mayo de 2015

Nuevas costumbres argentinas

Snacking: agregan una "quinta comida" 8 de cada 10 personas

Como el mosquitero que ayuda a prevenir la malaria, a veces pequeños hábitos pueden tener un gran impacto.
 
Con esta idea en mente, Esteban Carmuega, director del Centro de Estudios sobre Nutrición Infantil (Cesni) y María Elisa Zapata, magíster en nutrición humana y calidad de los alimentos, e investigadora adjunta de la misma institución, decidieron analizar los patrones de snacking de los argentinos, es decir, cómo, cuándo y cuánto comemos entre comidas.
Los resultados de una encuesta realizada a 1363 personas de entre 3 y 69 años en las cinco ciudades más grandes del país, una muestra representativa de la población urbana residente en centros de más de 280.000 habitantes, los sorprendieron: ocho de cada diez ingieren habitualmente una quinta comida. En otras palabras: comen y toman algo fuera del desayuno, el almuerzo, la merienda y la cena. Sólo el 30% incorpora alimentos saludables.
"Decidimos investigar este tema en el escenario actual de enfermedades crónicas, aumento del consumo de nutrientes que comprometen la calidad de la dieta y deficiencia de otros, como el calcio, el hierro y ciertas vitaminas -explica Carmuega-. Este hábito representa una oportunidad de realizar cambios rápidos y fáciles."
Las sociedades occidentales organizan sus comidas (tres o cuatro) según un patrón común. En general, tienen un menú planeado de antemano, se consume en compañía de otros y en lugares específicos.
El snacking (snackeo o "quinta comida", los investigadores todavía no se ponen de acuerdo sobre el nombre que deberían adjudicarle a esta costumbre que difiere del "picoteo", sobre el que no se guarda registro, y de la "colación", indicada por un médico) es la comida entre comidas que no cumple con estas premisas.
"El snacking se caracteriza por no consistir en alimentos específicos, no realizarse en un lugar determinado y no ser compartido -subraya Zapata-. Es un episodio no provocado por el hambre, sino por un estímulo externo no fisiológico."
Los individuos encuestados lo realizaban sistemáticamente entre tres y siete veces por semana, a la mañana o a la tarde, aunque algunos lo hacían a la noche.
Ciertos autores interpretan que este tipo de hábitos no tiene valor nutricional positivo, pero el equipo de Cesni descubrió que un tercio de los que participaron del estudio elige en casi la totalidad de sus snacks alimentos saludables, un 37% tiene un perfil "mixto" (combinan alimentos saludables y no saludables; por ejemplo, toman bebidas sin azúcar con galletitas cargadas de grasa y azúcar), y otro 33% elige golosinas, bebidas azucaradas, galletitas o panificados.
"Tomamos el universo de alimentos y les asignamos diferentes colores de acuerdo con el sistema de perfiles nutricionales de la agencia de alimentos del Reino Unido -explica Carmuega-, que los divide a partir de sus nutrientes positivos (proteínas, fibras y la cantidad de vegetales, frutas y frutos secos que contengan) o negativos (grasas, azúcares y sodio, que, según la Organización Mundial de la Salud, hay que limitar). Cada 100 g de alimento, contamos cuántas grasas, azúcar y sodio contienen, y a eso se le resta lo positivo. Se crea un puntaje total y los que fluctúan en un valor inferior a cuatro son los que pintamos de verde o saludables. Lo que queda afuera son los no saludables, porque aportan más cantidad de grasas, azúcares, sodio o calorías de lo recomendado. Es un sistema creado para regular la pauta publicitaria de la industria alimentaria en la TV según los horarios de protección a los menores."
"Las frutas están primeras en el grupo de snackeo, algo que no nos esperábamos -detalla Zapata-. Les siguen los panificados y galletitas, el yogur, los dulces y golosinas, los lácteos. En último término están los vegetales. Entre las bebidas, las de mayor consumo son las azucaradas."
Otro de los hallazgos del estudio fue que los más chicos son los que observan un patrón más saludable que luego se va perdiendo, sobre todo en la adolescencia. Lo mismo ocurre con las bebidas: el agua y las que no contienen azúcar se consumen más en la niñez, y disminuyen como opción en la adolescencia.
Aunque esta "quinta comida" no suma mucho (abarca un rango que va desde las 100 a las 173 calorías, lo que equivale a alrededor de 6,5% del consumo energético total para un adulto y de 12% para un chico), representa el 23% de los azúcares libres que se ingieren por día y de un 5 a un 20% de las vitaminas.
"Cuando comparamos, vemos que un snack no saludable prácticamente duplica el valor calórico de uno saludable -apunta Zapata-. En grasas, sodio y azúcar, lo triplica. Y en vitamina C, el saludable quintuplica al otro."
Según los especialistas, esta particularidad de la alimentación de los argentinos plantea un desafío, pero también una oportunidad.
"Los hábitos alimentarios son conductas de selección que realiza el ser humano a lo largo de su vida -dice Carmuega-. Tenemos que concientizar a la sociedad sobre la calidad nutricional de lo que consume para que opte por una alimentación más sana. Pensemos que hace 10 años el desayuno no estaba instalado como un hábito diario y hoy podemos decir que logramos instalarlo."
"Las campañas de publicidad y de educación, así como el quiosco en la escuela, son ocasiones para mejorar -concluye Zapata-, dado que es una comida que no se realiza en un momento o un lugar específicos. Puede ser en la calle, en la oficina, en la plaza... Si hacemos elecciones saludables, podemos modificar sustancialmente la dieta.".

miércoles, 13 de mayo de 2015

Fibra en los alimentos



Fibra en los alimentos
Se llama fibra alimentaria a los componentes de los tejidos vegetales comestibles que no pueden ser digeridos por el ser humano y sólo una parte de ellos  puede ser degradadas por las bacterias del intestino.

Los efectos fisiológicos de estos componentes de la pared celular vegetal se han investigado de forma extensa y afectan de distintas formas el funcionamiento de todo el tracto digestivo y modifican algunos de los procesos metabólicos ayudándonos a prevenir y tratar muchas enfermedades como obesidad, hipercolesterolemia, diabetes, trastornos intestinales.

Diferentes tipos de fibra de acuerdo a su solubilidad en agua.
Entre la fibra soluble están las  pectinas, mucílagos y gomas presente en las legumbres (arvejas, porotos, garbanzos, habas, soja, lentejas), las frutas (citricos, manzana, peras), la cebada, el salvado de avena y las verduras de pulpa (calabaza, remolacha, y otras). Entre la fibra insoluble están la celulosa, lignina que podemos encontrarla en las frtuas, verduras y cereales integrales (arroz, trigo) y salvado de trigo.

Por qué conviene incluir fibra en nuestra alimentación habitual.
•    Previene la obesidad y aporta mayor saciedad otorgando más volumen a la comida  sin agregar calorías.
•    Previene el estreñimiento, aumentando el volumen de la materia fecal y facilitando su tránsito por el intestino.
•    Previene el cáncer de colon, eliminado sustancias cancerígenas.
•    Demora la absorción de glucosa, evitando aumentos bruscos de glucemia en sangre.
•    Aumenta el colesterol bueno (HDL) y disminuye el malo (LDL).

¿Como podemos  aumentar el consumo diario de fibra dietética?
•    Sustituyendo los cereales refinados, por sus versiones integrales.
•    Comiendo  legumbres (porotos, lentejas, garbanzos y soja)
•    Incorporando verduras en el almuerzo y la cena.
•     Comiendo las  frutas con sus cáscaras.
•    Agregar salvado de trigo o de avena en caldos, sopas, rellenos.
Pero, al comenzar a implementar estos cambios, lo conveniente es hacerlo de forma progresiva ya que un aumento brusco en la ingesta de fibra dietética puede causar malestar intestinal (distensión abdominal, diarrea o flatulencia).

Diana Papa Constantino
Bioquímica / Lic. en Nutrición

martes, 5 de mayo de 2015

Alimentos que sacian y ayudan a controlar el peso

Alimentos que sacian y ayudan a controlar el peso

Seguir una dieta para controlar el peso corporal y mejorar la salud no significa "pasar hambre", ni tampoco sentir ganas de comer todo el tiempo. Cuando se abre el apetito, hay numerosas opciones nutritivas y saludables para calmarlo.
Cuando recibe alimentos, el estómago se dilata y los receptores de sus paredes internas transmiten una señal nerviosa al cerebro (a través del nervio vago) para informar de que ya estamos llenos y debemos parar de comer. El apetito regresa cuando el estómago se vacía, más o menos tres horas después de haber comido.

Los alimentos que más nos "llenan" no son los que contienen más grasas, como empanadas, pizzas, tortas, facturas, galletitas, sino los que son ricos en proteínas, fibra y agua, como las verduras, las legumbres, la carne magra o los cereales integrales (arroz, pan).
Por otro lado, la saciedad no solo depende del tipo de alimento. Un plato caliente sacia más que uno frío. Los ingredientes enteros también sacian más que cuando se consumen triturados. Es decir, un puré de verduras, de legumbres o la carne picada no nos llenan tanto como cuando debemos masticarlos porque, además, si permanecen más tiempo en el estómago, también se alarga el tiempo en el que volveremos a sentir ganas de comer.

Los alimentos que mejor calman el apetito sin aumentar nuestro peso corporal
•    Frutas y verduras. Comer cinco porciones de frutas, verduras y hortalizas al día ayudaría a cubrir el aporte recomendado de fibra. Además, las frutas y las verduras aportan pocas calorías Entre ellos, hay cuatro vegetales que destacan por su capacidad para saciar:
1.    Los champiñones,
2.    Los repollos y repollitos de Bruselas: favorecen la formación de gases en el intestino y prolongan la sensación de saciedad.
3.    Los puerros y cebolla, con un alto contenido en vitaminas A y C, y folatos y fructooligosacáridos que mejora el tránsito intestinal.
•    Papas. La papa cocida al horno sin aceite genera alta sensación de saciedad.
•    Huevos. Los alimentos proteicos aumentan la sensación de saciedad y el huevo es uno de los alimentos que más tardan en vaciarse del estómago. Dos estudios controlados comprobaron que consumir huevos (claras y no yemas por su contenido en grasas y colesterol) en el desayuno favorece disminuir la ingesta de calorías a lo largo del día. Sin embargo, aunque se sabe que las proteínas inhiben de manera eficaz la sensación de hambre, el consejo actual, incluso para el control de peso, es que una dieta debe tener un contenido moderado en proteínas, bajo en grasas y alto en carbohidratos. Pese a ello, las dietas se adaptan a cada individuo y, para una persona con vida sedentaria, puede ser conveniente una dieta algo más elevada en proteínas, mientras que alguien con una vida activa debería llevar una dieta rica en carbohidratos.
•    Legumbres. por su alto contenido en fibra y proteínas producen sensación de saciedad.
•    El grano integral. En la era preindustrial se consumían los granos enteros. Sin embargo, hoy separamos el salvado (la cáscara) y el germen y nos quedamos con el endospermo (el almidón) del grano, para lograr una harina muy fina. Esta facilita el horneado de panes más suaves y permite que se mantengan frescos durante más tiempo, pero en el proceso se pierde una cantidad enorme de fibra y vitaminas en la dieta.
No siempre es fácil reconocer los productos integrales porque los envases nos llevan a confusión. No es suficiente que sean de color marrón, ni que digan "alto contenido en fibra": un alimento solo es integral cuando contiene el grano entero de un cereal y así debe nombrarse en la etiqueta del producto.
Los granos integrales aportan una sensación de saciedad alta y duradera porque el vaciado gástrico es más lento y se retrasa la sensación de hambre. Conviene comerlos acompañados por verduras crudas y/o cocidas. Eso sí, la proporción de verduras en el plato debe ser mayor que la de los cereales.

Algunas sugerencias prácticas para incluir granos integrales:
    En el desayuno: copos de avena, barritas de muesli, cereales de trigo integral o grano inflado.
    Panes y varios para acompañar: galletas de arroz inflado, o pan de trigo integral o de centeno.
    Para la cocina: harina integral, harina de trigo sarraceno, harina de avena, harina de cebada no refinada y de centeno.
    Para el menú: lentejas, garbanzos, porotos, habas, arroz integral, cebada integral, trigo sarraceno, quinoa, cebada perlada. 
Las raciones recomendadas de estos alimentos son más pequeñas que las de los mismos alimentos refinados porque su valor nutritivo es mayor.

Diana Papa Constantino
Bioquímica – Lic. en Nutrición