Superalimentos: promesas que no se cumplen
Ciertos alimentos tienen fama de ser curativos, adelgazantes, antibacterianos, antioxidantes o anticancerígenos debido a su composición, pero es preciso tomar con cautela esas promesas
En la actualidad, hay un creciente interés por saber cómo influyen ciertos hábitos de vida, entre ellos la alimentación, en el desarrollo o la prevención de las enfermedades. A veces, se otorga a ciertos alimentos poderes curativos, adelgazantes, antibacterianos, antioxidantes o anticancerígenos, debido a su composición. Se les conoce como "superalimentos". Pero ¿qué hay de verdad en estas afirmaciones? ¿En realidad son "super"?
Superalimentos, a estudio
En algunas páginas de Internet, con poco rigor científico, definen a un "superalimento" como aquel que es rico en nutrientes beneficiosos para la salud. En general, se venden como panacea de alguna irregularidad fisiológica o como complemento para una alimentación sana. Entre los ejemplos más conocidos están las bayas goji, quinoa, semillas de chía y el kéfir, y otros productos alimenticios de moda que se publicitan como ricos en vitaminas.
Es importante saber distinguir entre un estudio científico y la práctica clínica. El estudio científico puede mostrar las bondades de un alimento o nutriente determinado, pero en la práctica clínica pueden no obtenerse los efectos probados en esa investigación. Esto se debe, en parte, a que en las investigaciones se emplean niveles altos de nutrientes, inalcanzables en una dieta normal, o que se utilizan ratas como modelos o realizan experimentos in vitro usando células humanas. Por otro lado, en determinados trabajos científicos, los alimentos se estudian de forma aislada, mientras que las personas los consumen en combinación con otros alimentos. La combinación produce una interacción entre ellos que lleva al organismo a disminuir o aumentar la capacidad para absorber determinados nutrientes. Un ejemplo comprobado es el de la grasa, que ayuda al beta-caroteno que contienen las zanahorias y espinacas a que se absorba más fácil y rápidamente cuando se ingieren juntos.
La salud de una persona no depende solo de la alimentación, menos aún de un único alimento. Depende de un complejo entramado donde participan la genética, los hábitos de vida, el círculo social próximo o el marco sociocultural,. Esto no cuestiona el rigor de los estudios científicos, sino que dibuja un contexto más amplio que un laboratorio
Por ello, una dieta de calidad y variada en alimentos nutritivos tiene más ventajas que una basada en un conjunto de "superalimentos".
Hay muchos superalimentos en nuestra despensa
Por otro lado, el llamar "superalimentos" a algunos de ellos, puede confundir a los consumidores haciéndoles pensar que el resto de alimentos habituales no son tan saludables o nutritivos. Hay que ser cautos. Nuestra responsabilidad es fomentar una dieta amplia y variada. Un mayor consumo de frutas y verduras de temporada, así como cereales poco refinados o integrales, es la mejor forma de prevenir el exceso o defecto de vitaminas y minerales, sin necesidad de recurrir a la suplementación con alimentos que se encuentran fuera de la historia y cultura culinaria de la persona y que, en ocasiones, resultan muy caros.
Existen alimentos y bebidas de alto valor nutricional y de consumo habitual en nuestra sociedad:: zanahorias, tomates, manzanas, bananas, naranjas, cebollas, ajos, ají, repollo, brócoli, alcauciles, frutillas; alimentos basados en cereales integrales como el pan, el arroz; las legumbres, los pescados y carnes magras; leche o yogur descremados, frutos secos
Si buscamos "superalimentos", ¡empecemos por mirar en nuestras alacenas!
Bioquímica. Lic en Nutrición