Quizás alguna vez te pasó algo así,
✔ Empezás desayunando un yogur descremado con cereales. Super sanito
✔ Al mediodía una ensalada con pollo, choclo y vegetales. Super light, genial ¡!!
😯Pero después por casualidad agarrás unas galletitas del escritorio y después, seguís con el impulso y comés un par más y pensas, para qué me voy a seguir cuidando si ya lo arruiné?
Listo, ya te habilitas a comer el alfajor o los chocolates que trajo el compañero de trabajo de su viaje.
😕Y justo hoy había cena con amig@s, así que aprovechando que ya no te estás cuidando seguis y empezás con una compotera de maní, después una hamburguesa con papas fritas y queso cheddar y una cerveza.
Y después?
😦Y, bueno.... ya fue... Esta semana ya está perdida, y seguís así hasta la próxima semana. Asi, de paso te vas "despidiendo de todo lo que vas a tener que abandonar cuando te pongas las pilas de verdad. "
Se sienten identificados? Piensen que...
Cada vez que hacemos esto, si de un total de 28 comidas de la semana, nos cuidamos en 2 y desbarrancamos en 26, cada vez vamos a terminar engordando más!😞
😬El problema no está en cuando comemos algo que “no va”, sino cuando a partir de ese momento nos descontrolamos el resto de las comidas!
😎No podemos pretender hacer todo perfecto todo el tiempo. Eso sólo sería posible si fuéramos robots y no tuviéramos emociones ni comiéramos por placer. Pero,….. somos personas!
📣Si la pifiamos con medio paquete de galletitas, tenemos que dar vuelta la página y volver a las decisiones saludables. Porque si la mayor parte de las comidas nos cuidamos, ese desliz no va a tener consecuencias.
🔔 Basta de blancos y negros, busquemos el EQUILIBRIO!
