Refuerzo
positivo, sistema de recompensa
La
asociación entre el premio y la comida poco saludable es muy peligrosa, activa
lo que se llama el sistema de recompensa, que
básicamente ocurre siguiendo estos pasos:
1)
comes un alimento placentero,
2)
segregas dopamina,
3)
te sientes bien,
4)
aprendes que comer ese alimento te hace sentir bien; en definitiva, aprendes
que si quieres volver a sentirte bien sólo tenés que volver a comer ese
alimento.
Activar
este sistema de recompensa mediante conductas aprendidas desde la infancia se
torna peligroso, y aunque no seamos conscientes de ello, somos los padres,
educadores, la sociedad en general, quienes incentivamos estas conductas que
favorecen que nuestros menores enfermen de obesidad y luego sean adultos
obesos. Recuerda que las conductas alimentarias que se adquieren en la infancia
tienden a perdurar toda la vida, por ello, es una gran responsabilidad educar en
aquellas conductas que protejan la salud de nuestros hijos.
Fijate en estos
ejemplos, te reconocés en alguno?
-Le compras un chocolate con
forma de huevo,
en su interior hay un juguete. Cuando él descubre el juguete aplaudes y te
muestras contento con el hallazgo, mientras, él disfruta de su golosina.
“sorpresa + alegría = golosina”
-Es el día del cumpleaños de
tu hijo, está rodeado de todos sus amigos, es un día divertido, lleno de
emociones y regalos. De comida hay papas fritas, panchos, golosinas, gaseosas,
en fin, comida chatarra. "fiesta + diversión + amistad + regalos = comida
basura".
-Llegan las vacaciones, y,….. hay, que darse los gustos. Entonces, las comidas
son papas fritas, y helados, y pizzas y golosinas. “vacaciones + tiempo libre +
diversión = comida chatarra”
- Y durante el año llevas a tu hij@ a pasear,
al cine, a casa de los primos, o a casa de los amigos de papá y
mamá. Tampoco en estas ocasiones hay comida saludable, en su lugar podemos encontrar
hamburguesas, pizzas, empanadas, dulces, galletitas, tortas, bebidas gaseosas,
y los adultos, cerveza. “encuentro con amigos= comida chatarra”
- Es la fiesta de deportes del colegio o el club, Tu
hijo está contento, se va a divertir junto a sus amigos. Llega a la meta de la
carrera o hace un gol, o encesta la pelota en el aro. Está super contento. Al
terminar se van a celebrar su éxito en el kiosko de comidas que pusieron, con
algo para comer, seguramente un alfajor, una fruta? Ni pensarlo. Y para la
sed? Una gaseosa, agua?, noooo, sería
rarísimo. “festejo + aire libre + amigos + logro = golosinas”
¿Te reconoces en estos ejemplos o en otros similares? Padres, educadores y
sociedad en general, hemos enseñado a nuestros niños y niñas que para ser
felices sólo basta con comer esos alimentos que han rodeado todos sus momentos
de felicidad y éxito, y... ¿quién no quiere ser feliz siempre? En realidad, hemos
enseñado a nuestros hijos lo que aprendimos de nuestros padres. Este es un tema
que viene de lejos. Es hora de cambiarlo
La
asociación entre el premio y la comida poco saludable es muy peligrosa, activa
lo que se llama el sistema de recompensa, que
básicamente ocurre siguiendo estos pasos:
1)
comes un alimento placentero,
2)
segregas dopamina,
3)
te sientes bien,
4)
aprendes que comer ese alimento te hace sentir bien; en definitiva, aprendes
que si quieres volver a sentirte bien sólo tenés que volver a comer ese
alimento.
Activar
este sistema de recompensa mediante conductas aprendidas desde la infancia se
torna peligroso, y aunque no seamos conscientes de ello, somos los padres,
educadores, la sociedad en general, quienes incentivamos estas conductas que
favorecen que nuestros menores enfermen de obesidad y luego sean adultos
obesos. Recuerda que las conductas alimentarias que se adquieren en la infancia
tienden a perdurar toda la vida, por ello, es una gran responsabilidad educar en
aquellas conductas que protejan la salud de nuestros hijos.
Fijate en estos
ejemplos, te reconocés en alguno?
-Le compras un chocolate con
forma de huevo,
en su interior hay un juguete. Cuando él descubre el juguete aplaudes y te
muestras contento con el hallazgo, mientras, él disfruta de su golosina.
“sorpresa + alegría = golosina”
-Es el día del cumpleaños de
tu hijo, está rodeado de todos sus amigos, es un día divertido, lleno de
emociones y regalos. De comida hay papas fritas, panchos, golosinas, gaseosas,
en fin, comida chatarra. "fiesta + diversión + amistad + regalos = comida
basura".
-Llegan las vacaciones, y,….. hay, que darse los gustos. Entonces, las comidas
son papas fritas, y helados, y pizzas y golosinas. “vacaciones + tiempo libre +
diversión = comida chatarra”
- Y durante el año llevas a tu hij@ a pasear,
al cine, a casa de los primos, o a casa de los amigos de papá y
mamá. Tampoco en estas ocasiones hay comida saludable, en su lugar podemos encontrar
hamburguesas, pizzas, empanadas, dulces, galletitas, tortas, bebidas gaseosas,
y los adultos, cerveza. “encuentro con amigos= comida chatarra”
- Es la fiesta de deportes del colegio o el club, Tu
hijo está contento, se va a divertir junto a sus amigos. Llega a la meta de la
carrera o hace un gol, o encesta la pelota en el aro. Está super contento. Al
terminar se van a celebrar su éxito en el kiosko de comidas que pusieron, con
algo para comer, seguramente un alfajor, una fruta? Ni pensarlo. Y para la
sed? Una gaseosa, agua?, noooo, sería
rarísimo. “festejo + aire libre + amigos + logro = golosinas”
¿Te reconoces en estos ejemplos o en otros similares? Padres, educadores y
sociedad en general, hemos enseñado a nuestros niños y niñas que para ser
felices sólo basta con comer esos alimentos que han rodeado todos sus momentos
de felicidad y éxito, y... ¿quién no quiere ser feliz siempre? En realidad, hemos
enseñado a nuestros hijos lo que aprendimos de nuestros padres. Este es un tema
que viene de lejos. Es hora de cambiarlo