Bioquímica(UBA) y Lic. en Nutrición(UBA)Docente Escuela Gato Dumas.
Como Bioquímica aprendí los secretos del funcionamiento de nuestro cuerpo. Como Nutricionista aprendí de qué forma la alimentación modifica ese funcionamiento. Trabajo en mi consultorio en Olivos, Buenos Aires atendiendo prepagas y en forma partiuclar. Busco que mis pacientes incorporen hábitos de vida saludable, y que mantengan los logros alcanzados. Enseño que comer sano también es comer rico
La mala alimentación y el sedentarismo, dos aliados de la diabetes
En
el Día Mundial de la Diabetes, médicos expertos explicaron que el
sobrepeso y la obesidad aumentan los riesgos de quienes padecen esta
enfermedad en su tipo 2; en la Argentina hay tres millones de diabéticos
La
diabetes es considera un gran problema a nivel mundial, a tal grado,
que ya se la cataloga como epidemia al comprometer a más de 400 millones
de personas en todo el planeta y producir cinco millones de muertes
cada año.
Así lo reconocen la Federación Internacional de Diabetes (FID) y la Organización Mundial de la Salud
(OMS) que desde 1991 instauraron la fecha de hoy, como respuesta al
alarmante aumento de los casos en el mundo, debido principalmente a la
mala alimentación y el creciente sedentarismo en la población.
Convivir
con la diabetes todos los días no es tarea sencilla. Se debe modificar
los hábitos alimenticios de por vida, incluir actividad física
rutinaria, tomar medicación y estar listo para enfrentar varios cambios y
conductas.
Por eso, los profesionales consultados por LA NACION,
advirtieron que es imprescindible cambiar los hábitos alimenticios y
realizar ejercicio periódico, además de realizar exámenes médicos de
rutina a fin de identificar esta enfermedad, que muchas veces no es
diagnosticada ya que sus síntomas suelen desestimarse.
"Se trata
de un desorden de carácter metabólico y su principal patrón es el
aumento de azúcar en sangre. La diabetes es una afección crónica que se
desarrolla cuando el organismo manifiesta limitaciones para producir la
hormona llamada insulina en cantidades necesarias o bien, para utilizar
los niveles disponibles correctamente. Esta enfermedad puede
clasificarse principalmente en Diabetes tipo 1, Diabetes tipo 2, o
Diabetes gestacional", explicó la médica endocrinóloga Laura Maffei.
"Una
de las principales funciones de la insulina es regular los niveles de
glucosa en sangre (glucemia) facilitando el ingreso de este nutriente a
las células. Por eso, en las personas con diabetes la glucosa no ingresa
normalmente a las células para realizar un correcto proceso metabólico y
la glucemia se encuentra elevada. Mediante este pasaje el cuerpo
obtiene la energía necesaria para activar los músculos y tejidos",
agregó la experta.
En el caso del paciente diabético, su condición
le impide absorber la glucosa correctamente de manera que ésta queda
circulando en la sangre (se conoce como hiperglucemia). Esto puede dañar
los tejidos con el paso del tiempo y el deterioro llega a causar
complicaciones para la salud potencialmente letales.
Tipos y prevalencia
La
Diabetes se presenta con dos formas clínicas: la Diabetes Tipo 1, de
predisposición genética, se desarrolla con más frecuencia en niños y
adolescentes, y se debe a una falta de producción de insulina por parte
del páncreas; y la Tipo 2, la más frecuente, que generalmente comienza
en la adultez, en la que existe resistencia a la insulina y, a pesar de
que hay concentraciones elevadas de esta hormona en la sangre, no logra
su efecto. Diabetes Tipo 2. Foto: Archivo
También
existe la diabetes gestacional, que es la diagnosticada por primera
vez en el embarazo. Dado que suele darse en una etapa avanzada del
mismo, el riesgo es menor que el de una madre que padecía diabetes tipo 1
o 2 previamente. Allí, el organismo no puede producir ni utilizar la
suficiente insulina necesaria para la gestación.
A nivel mundial
la prevalencia de Diabetes se encuentra en continuo crecimiento, razón
por la cual la FID pronostica un incremento de la enfermedad de un 51%
para 2030 a nivel mundial (entre el año 2011 con 366 millones y 2030 con
552 millones).
El ministro de Salud de la Nación, Juan Manzur,
destacó el impacto de esta enfermedad que afecta a cerca de 3 millones
de argentinos. Según los datos que se desprenden de la tercera Encuesta
Nacional de Factores de Riesgo realizada en el año 2013 por el
Ministerio de Salud, hay en la Argentina una prevalencia de diabetes del
9.8%, determinando un incremento con respecto a lo observado en las
evaluaciones previas de los años 2005 y 2009 (8,4 y 9,6%
respectivamente). Es decir, que 1 de cada 10 argentinos tiene diabetes.
La
mayoría de los diabéticos de tipo 2 también son obesos. Y si bien
existe una predisposición genética a la obesidad, sabemos que aun con
esa tendencia, si la persona se mantiene activa disminuye su riesgo a
desarrollarla
Desde
2009, la prevalencia de diabetes se mantuvo estable, afectando
principalmente a los sectores de niveles educativos bajos y a las
mujeres. Entre 2005 y 2013 se registró un crecimiento notable de la
población con diabetes que sigue un tratamiento farmacológico, pasando
del 33,5% al 56%.
Pero los datos más alarmantes de la encuesta
nacional son los que se refieren al problema de la obesidad: 2 de cada
10 adultos argentinos son obesos. Y agregando el sobrepeso, llegamos a
la conclusión que el 57% de los argentinos tiene exceso de peso. Es
importante tener en cuenta estos datos ya que la obesidad junto al
sedentarismo, son los factores de riesgo más importante de la Diabetes
tipo 2.
Un problema directo al corazón
"Entre
del 75% y el 80% de las admisiones hospitalarias y muertes en personas
diabéticas es debido a enfermedad cardiovascular. La incidencia de la
enfermedad aterosclerótica, mayor en pacientes diabéticos que en la
población general", explicó a LA NACION el doctor Ricardo Rey, de la Fundación Cardiológica Argentina.
"Los
pacientes diabéticos tienen de 2 a 4 veces más posibilidades de
presentar una enfermedad coronaria o ACV, y muchos de ellos desarrollan
infarto de miocardio sin dolor. La diabetes compromete distintos
territorios vasculares y puede afectar las arterias de los miembros
inferiores. También, puede afectar el riñón y es causa de insuficiencia
renal", precisó Rey.
Asimismo, reconoció que la enfermedad
macrovascular, es decir, cuando las paredes de los vasos sanguíneos de
mediano y gran calibre se hacen duras y gruesas, es la causa más
importante de mortalidad en los pacientes con Diabetes tipo 2.
"En
este sentido, resulta fundamental tanto para el paciente diabético como
para la población general, adquirir hábitos de vida más saludables.
Llevar una alimentación equilibrada, que permita mantener el peso
ideal, la práctica regular de ejercicio aérobico (30 minutos diarios o
150 minutos semanales) y no fumar, disminuyen la prevalencia de la
enfermedad y, en aquellos que ya la padecen, facilita su tratamiento",
concluyó el especialista.
La clave de la alimentación
La alimentación es clave para una vida sana, en especial para un paciente que sufre de diabetes. Los vegetales y las verduras son aliados contra la diabetes. Foto: Archivo "Lo
que come, en el momento del día que lo come y la cantidad que come,
pueden afectar los índices de glucosa en su cuerpo. Es por eso que el
paciente diabético debe tener una dieta especial, que incluya un listado
de alimentos que pueda consumir y de aquellos a evitar", afirmó la
médica endocrinóloga María Alejandra Rodríguez Zía.
Según la
experta, es necesario que suspenda el consumo de todo tipo de harinas
refinadas de trigo, azúcares, arroz blanco, papa y avena. También debe
eliminar la miel en cualquiera de sus formas. Se apunta a que incorpore
hidratos de absorción muy lenta como el arroz integral, el grano de
trigo entero y el grano de avena.
"Si come un plato de pastas, es
mejor que esté mezclado con verduras de hojas verdes para que en el
estómago se promueva un enlentecimiento de la digestión de la pasta y
así, la insulina suba lentamente y no se produzca la hipoglucemia. Con
todo, lo ideal es descartar las pastas y optar por un menú a base de
carne, pescado, pollo, vegetales verdes, rojos y anaranjados, huevos,
lácteos, frutas con cáscara y legumbres (lentejas, garbanzos, porotos y
arvejas)", afirmó Rodríguez Zía.
Por otra parte, un paciente
diabético tiene que hacer un balance entre lo que ingiere y lo que
gasta, porque es fundamental para él mantener un peso y un índice de
masa corporal normal.
La Federación Internacional de la Diabetes,
hizo hincapié este año en la importancia de un buen desayuno para ayudar
a controlar la diabetes. Médicos internacionales destacaron que
desayunar es especialmente importante para las personas con diabetes que
se encuentran en tratamiento con insulina, ya que estar en ayunas
incrementa el riesgo de sufrir un episodio de hipoglucemia.
Un
reciente estudio realizado en la Universidad de Chicago, Estados Unidos,
que comparó distintos parámetros asociados al control de la diabetes
tipo 2 halló que los pacientes que no desayunaban tenían un control más
pobre de sus niveles de glucosa en sangre que quienes sí desayunaban. No
sólo tenían un índice de masa corporal más alto, sino que presentaban
niveles más altos de hemoglobina glucosilada, indicador de los valores
de glucosa en los 3 últimos meses.
Causas emocionales y diabetes
Está
comprobado que las emociones afectan los niveles de glucemia. Por eso,
la diabetes originada por las tensiones nerviosas y conflictos
emocionales, es la llamada "diabetes emotiva".
"La experiencia con
pacientes demuestra que aunque un diabético no haya comido durante más
de 15 horas, puede tener una glucosa en sangre arriba de lo normal por
haber pasado una situación de angustia, ira o ansiedad. Esto tiene una
explicación hormonal muy clara: cada vez que nos ponemos nerviosos sube
un neuroquímico llamado adrenalina, y esta sustancia estimula
directamente la glándula suprarrenal aumentando el cortisol. Estas dos
sustancias normalmente suben el azúcar en la sangre, sacándola del
hígado, y así se producirá un cuadro de hiperglucemia en un diabético",
precisó Rodriguez Zía.
"El ejercicio tiene un efecto similar al de la insulina"
Invitado para participar del XIX Congreso Argentino de Diabetes, que se desarrolló en Mar del Plata del 6 al 8 de noviembre, James Skinner, ex presidente del American College of Sports Medicine en EE.UU., habló sobre el impacto de la actividad física en el tratamiento y prevención de la diabetes tipo 2.
Entre
1992 y 2004 se realizó en EE.UU. un ambicioso estudio multicéntrico que
pretendía comprender el rol de los genes en la respuesta cardiovascular
y metabólica de una persona frente al entrenamiento aeróbico, y los
cambios que produce el ejercicio sobre diversos factores de riesgo para
los males cardiovasculares y la diabetes. Llamado "HERITAGE Family Study",
la investigación -que se dividió en tres grandes etapas- ayudó a
comprender, entre otras muchas cosas, que existe una respuesta genética
al ejercicio y que ésta es muy variable entre las personas. Un solo pinchazo nos puede decir si padecemos diabetes. Foto: Archivo
"La
prevalencia de sobrepeso, de obesidad moderada y de obesidad severa ha
aumentado mucho durante los últimos 60 años. Este aumento fue demasiado
rápido como para ser causado por factores genéticos", señaló Skinner.
"La
mayoría de los diabéticos de tipo 2 también son obesos. Y si bien
existe una predisposición genética a la obesidad, sabemos que aun con
esa tendencia, si la persona se mantiene activa disminuye su riesgo a
desarrollarla. Yo diría que en la mayoría de los países
industrializados, la diabetes de tipo 2 se debe al estilo de vida y no a
los genes", explicó el profesor emérito de la Universidad de Indiana
(EE.UU.).
Según el reconocido especialista, en el estudio de la
relación entre la actividad física y la salud, "el ejercicio, tanto de
fuerza como el aeróbico, tiene en el organismo un efecto similar al de
la insulina; por ejemplo, facilita el ingreso de la glucosa a los
tejidos. Por otra parte -añade-, sabemos que la sensibilidad a la
insulina se asocia con diferentes niveles de actividad física".
Claro
que no sólo los enfermos se benefician con una vida activa. Estar en
movimiento produce cambios favorables en los lípidos, la presión
arterial, la cognición, la calidad de vida, mejora los problemas
cardiovasculares y el rendimiento físico, en general.
El ejercicio, tanto de fuerza como el aeróbico, tiene en el organismo un efecto similar al de la insulina
"Estos
beneficios son importantes para todos, no sólo para las personas con
diabetes tipo 2", aclaró Skinner, quien recomienda a aquellos que
permanecen sentados durante períodos prolongados al día, que se levanten
y muevan durante varios minutos cada hora para contrarrestar los
efectos negativos de estar inactivo. "Lo importante -insiste- es tener
en cuenta que alcanza con hacer las cosas con moderación; no es
necesario ser un atleta".
Skinner informó que en personas con
diabetes tipo 2, una sesión de 60 minutos de ejercicio de intensidad
moderada antes del desayuno modifica la glucemia pos-prandial (después
de comer).
"Muchos estudios han demostrado que una única sesión de
ejercicio aumenta la tolerancia a la glucosa y la acción de la insulina
durante más de 24 horas, pero menos de 72 horas. Así, se recomienda que
los pacientes con diabetes tipo 2 se ejerciten al menos media hora 3 o 4
días a la semana", aconsejó el especialista.
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