jueves, 8 de agosto de 2013

Obesidad infantil


Obesidad infantil
En  la  Argentina, de acuerdo a la Encuesta Nacional de Nutrición y Salud (ENNyS) 2007, de los niños menores de 6 años, el 10% es obeso y el 32%  tiene sobrepeso y según ILSI, 2007, de los adultos el   18% es obeso y el  46% tiene sobrepeso.  Podemos identificar distintos responsables de obesidad infantil: la influencia genética, la publicidad, las computadoras, pero esto no resuelve el problema. La cuestión no es encontrar un culpable, sino prevenir esta condición que puede tornarse grave. La obesidad infantil  puede evitarse con la prevención, ayudando y enseñando a los niños a que coman en forma adecuada y ayudar a los padres para que tomen las mejores decisiones relacionadas con la nutrición y el ejercicio.

Riesgos físicos y emocionales de la obesidad. La obesidad en niños puede llevar a complicaciones médicas como:

    Insomnio
    Diabetes tipo 2
    Enfermedades Cardiacas
    Hipercolesterlemia (Exceso de colesterol en la sangre)
    Hiperinulinemia (Niveles excesivos de insulina en sangre)
    Depresión
    Obesidd en la edad adulta

Para ayudar a que un niño obeso pierda peso y se mantenga saludable, es importante hacer cambios en el estilo de vida, especialmente en lo relacionado con la comida, el movimiento, el clima afectivo familiar y los factores sociales que condicionan la conducta alimentaria.

Las emociones infantiles son también la clave para un tratamiento exitoso contra la obesidad. El juicio en contra de la obesidad empieza a muy corta edad (3 a 5 años), por lo tanto, ya desde la primaria un niño obeso podrá sentirse rechazado por su grupo de pares, encontrando dificultad para hacer amigos. Tal situación favorece la ganancia de peso, porque desalienta a involucrarse en actividades deportivas e incita a actividades más solitarias como ver televisión, jugar video juegos o usar Internet. Por lo tanto, la depresión es muy común.

Afortunadamente  hay cosas que podemos cambiar al respecto. Parte de esta transformación tendrá que ver con modificar  lo que comen, la cantidad que comen o con quien comen. Es decir, seguir un plan de alimentación adecuado para niños que proporcione todos los nutrientes necesarios para su crecimiento pero que no sea restrictivo y permita aquéllos alimentos menos saludables. Educación alimentaria en lugar de dieta. También se deberá combatir el sedentarismo, favoreciendo espacios de movimiento recreativo (paseos en bicicleta, juegos al aire libre), actividad física pautada (natación, football, etc.) y limitando el tiempo frente a la pantalla (TV, computadora, videojuegos). Pero, es indispensable producir una modificación en el  pensamiento, sobre todo el que le otorga a la comida el lugar de gratificación. Romper la ecuación “comida = placer” es el cambio fundamental que el entorno familiar y social del niño deber realizar. Para ello, se puede, por ejemplo, premiar a los niños con cosas agradables que no sean comida (un paseo familiar, un juego de mesa, una mascota, etc.), estimular la amistad con niños que realicen deportes e incorporar las pautas saludables de alimentación y movimiento a toda la familia.

Son los padres los verdaderos promotores de la transformación, por eso, la reeducación alimentaria de los adultos será el pilar en el cual podrán apoyarse las otras estrategias (alimentación, actividad física, patrones alimentarios). De  esta forma, los padres, convencidos del beneficio que obtendrán sus hijos,  lograrán que el cambio en el estilo de vida sea permanente y definitivo.   

Diana Papa Constantino
Bioquímica – Lic. en Nutrición
Consultorio Nutricional (niños, adolescentes, adultos)
Talleres de alimentación saludable (bebés, niños, adolescentes, adultos y familias)

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