martes, 17 de septiembre de 2013

Antioxidantes en el deporte

Antioxidantes en el deporte

El ejercicio genera una producción extra de radicales libres que puede provocar daño celular y muscular. Un exceso de radicales libres incide de manera negativa sobre la salud y el rendimiento deportivo, ya que puede acentuar la sobrecarga muscular, acelerando la fatiga y retrasando la recuperación. La manera de amortiguar el efecto perjudicial de los radicales libres sobre el músculo es aumentar el consumo de antioxidantes

Hay un grupo de vitaminas, minerales, colorantes naturales y otros compuestos de vegetales llamados antioxidantes, que bloquean el efecto dañino de los denominados "radicales libres". La mayoría de los antioxidantes se encuentra en alimentos vegetales, lo que explica parte de las acciones saludables de frutas, legumbres, verduras, hortalizas y cereales integrales.

Deporte y daño oxidativo
La respiración en presencia de oxígeno es esencial en la vida celular de nuestro organismo, pero como consecuencia de la misma se producen unas moléculas, los radicales libres, que ocasionan a lo largo de la vida efectos negativos para la salud, ya que pueden oxidar y así  alterar el ADN (material de los genes), las proteínas y los lípidos.  Para que la salud y el rendimiento físico no se vean afectados debe existir un estrecho balance entre los mecanismos que generan radicales libres y los que los neutralizan.

Antioxidantes de la dieta
Los vegetales  contienen diversos compuestos coloreados con acción antioxidante. Un aspecto que merece la pena recordar es que los antioxidantes actúan en cadena; se complementan unos a otros en su misión de neutralizar a los radicales libres. Se necesita la actuación coordinada de varios antioxidantes para que su eficacia sea máxima. Por ello es importante incluir gran variedad de alimentos en nuestra alimentación cotidiana.

Los flavonoides, colorantes naturales que constituyen el grupo más importante de la familia de los polifenoles, muy presentes en el mundo vegetal. Se ha demostrado que son factor protector del sistema cardiovascular. Además, activan las enzimas  antioxidantes presentes de forma natural en nuestro organismo. Los flavonoides están presentes en las coles, las verduras de hoja verde, las frutas rojas y moradas y los cítricos.

El ácido alfa-lipoico, abundante en el tomate,  también tiene efecto antioxidante por sí mismo  y por potenciar los efectos antioxidantes de las vitaminas C y E

Vitamina C: esta vitamina antioxidante  está presente en frutas y verduras frescas y crudas como  el kiwi, mango, piña, caqui, cítricos, frutillas, ají, tomate.

Vitamina E (tocoferol): es abundante en el aceite de germen de trigo, el aceite de soja y girasol, el germen de cereales o los cereales de grano entero, los aceites de oliva, algunos  vegetales de hoja verde como la rúcula y los frutos secos.

Beta-caroteno o "provitamina A": el beta-caroteno pertenece a la familia de los carotenoides que contienen los vegetales. El organismo es capaz de transformarlo en vitamina A, de ahí su denominación "provitamina A". El beta-caroteno posee conjuntamente las propiedades de la vitamina A y su acción antioxidante. Más recientemente se ha reconocido su efecto beneficioso en procesos inflamatorios y los relacionados con el proceso de envejecimiento. Son alimentos ricos en beta-caroteno: verduras de color verde o de coloración rojo-anaranjado-amarillento (zanahoria, espinacas, calabaza, etc.), y ciertas frutas (damascos, cerezas, melón y durazno).

Selenio: se vincula al funcionamiento de sistemas  antioxidantes propios de nuestro organismo. Lo encontramos en carnes, pescados, mariscos, cereales integrales, huevos, frutas y verduras.

Zinc: Favorece la formación de nuevas proteínas (renovación celular), interviene en el sistema inmune o de defensas y favorece el buen estado de piel y mucosas (tonicidad y elasticidad de la piel). Son buena fuente de zinc las carnes y vísceras, los pescados, los huevos y las legumbres.

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